Familia: Cupressaceae
Esta sabina es un robusto árbol siempreverde no muy alto, de unos 8m, con unas corteza fibrosa muy agrietada. La copa tiene forma oval (ver foto), con un follaje denso con ramas de color pardo y ramillas redondeadas cubiertas de hojas escuamiformes muy apretadas entre sí de forma que resultan suaves al tacto (al contrario que en Juniperus thurifera). Este es un rasgo muy bueno para diferenciar ambos tipos de sabinas que pueblan la Península, se agarra una rama y se desliza la mano por ella, si es sueve tenemos muchas probabilidades de que sea J. phoenicia.
La sabina negral es una planta monoica con conos masculinos globosos en la terminación de las ramillas. Los conos femeninos producen arcéstidas globosas de color verde al principio y rojo lustrosas al madurar (también otra diferencia con la J. thurifera). Florece a finales del invierno o primavera.
Esta sabina es una especie que vive en todo tipo de terrenos, siendo capaz de soportar grandes heladas y escasas precipitaciones, así como fuertes vientos. Es la sabina más frecuente de la Península Ibérica, encontrándose también en Baleares e incluso llegando a la Canarias donde ha sido elegida como un símbolo de la isla del Hierro.
La madera de la sabina es muy resistente al paso del tiempo y a la podredumbre. Existen hogares centenarios con vigas de sabina practicamente intactas. Por contra, tiene un lento crecimiento y no alcanza grandes portes que permitan una mayor explotación. Es una especie a cuidar y conservar, por su alto valor.
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