Uno de los principales problemas del Aloe vera cultivado en maceta e interior es el alargamiento excesivo de sus hojas, así como un color verde muy intenso y flacidez de sus hojas. Este aspecto está muy alejado del natural que presenta la planta cultivada en exterior. Esto puede ser un indicativo de varios problemas, generalmente relacionados con la falta de luz adecuada, exceso de riego y fertilización. Aquí te detallo algunas posibles causas:
1. Falta de Luz: El Aloe vera es una planta CAM suculenta que de forma natural crece en ambientes muy soleados y con escasez de agua. Cuando la tenemos en una maceta en nuestra casa debemos ponerla en un lugar muy iluminado, a poder ser con luz indirecta para evitar que pardee. Esto significa al lado de una ventana pero sin que le den los rayos del sol directamente. Si le da el sol directo no va a pasar nada, ya que está adaptada a alta radiación, pero puede que sus hojas se tornen un poco marrones. Aunque esto dependerá del tiempo que esté expuesta al sol directo, que sinceramente tengo mis dudas de que sean muchas horas. Así que no te preocupes.
Cuando no tiene luz suficiente la planta se «estira» en busca de luz, produciendo hojas más largas y delgadas. Estas hojas alargadas tienden a caerse por el peso y dan ese aspecto de «dejadez» a nuestro aloe.
Solución: Mueve tu aloe a un lugar con más luz, cerca de una ventana orientada al este, al oeste o sur, pero evita orientaciones norte. Si la luz natural es insuficiente, considera usar una lámpara de crecimiento LED o bien sácala al balcón o terraza si dispones de ello, pero con cuidado del frío, que es su principal enemigo.
2. Riego Excesivo: El exceso de agua es algo muy común, solemos pecar de exceso pensando que nuestras plantas puedan pasar sed. Sin embargo, al contrario, las plantas en general se reponen mejor de la sequía que del exceso de riego, es preferible que pasen un poco de sed que anegarlas. Con el aloe ocurre lo mismo, incluso con mayor intensidad, pues es una planta adaptada a los climas secos y desérticos, puede vivir con muy poca agua y el exceso puede causar problemas en el crecimiento de las hojas, provocando flacidez. Además, el Aloe vera es susceptible a la pudrición de las raíces cuando se riega en exceso, lo que puede debilitar la planta.
Solución: deja secar el sustrato entre riego y riego, que la maceta pese poco o bien usa un medidor de humedad, son baratos y te ahorrarán problemas. Utiliza una maceta con buen drenaje y un sustrato adecuado para suculentas, rico en arena que ayude a drenar el exceso de humedad.
3. Fertilización Inadecuada: Una fertilización inadecuada o la falta de nutrientes también puede afectar el crecimiento de las hojas. Aunque el Aloe vera no necesita mucho fertilizante, un suministro equilibrado de nutrientes es importante. Solemos fertilizar a los aloes como al resto de plantas de interior y eso es un error. El aloe necesita poco para vivir, es una planta austera y el abonado debe ser menor que el resto de ornamentales. El exceso de nitrógeno (N) suele ser el responsable del crecimiento alargado y delgado de sus hojas, además intensifica la flacidez.
Solución: Fertiliza tu Aloe vera una vez al mes durante la temporada de crecimiento (primavera y verano) con un fertilizante específico para suculentas, bajo en nitrógeno, diluido a la mitad de la dosis recomendada.
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